domingo, 14 de abril de 2013


Estoy perdida. No me encuentro. Ni si quiera se que hago aquí, tumbada en la cama escribiendo como una completa imbécil cosas que probablemente solo entienda yo y para vosotros no tendrán ningún sentido o tan solo serán una simple acumulación de la palabras que tengo en mi cabeza y necesito soltar de alguna manera.

Me pongo a pensar. Pero entonces mi cabeza se tambalea, pierde los sentidos. Demasiadas cosas en mente para tan poca razón. ¿Feliz? Yo pienso que nunca se es feliz, o por lo menos del todo, ni si quiera me acuerdo de la última vez que yo lo fuí. Probablemente me  durara 1 hora o a lo mejor 10 minutos. Después todo eso desaparece y un simple pensamiento o un jodido recuerdo, puede cambiar tu estado de ánimo, y vuelves a lo de siempre con tus lágrimas, tu furia y tu rencor hacia todo aquello que algún día te hizo daño. Puede que penséis que escribo como una adolescente inmadura, que intenta llamar la atención de alguna manera o que desprende sus palabras para que la gente las lea. Pero es vuestra opinión, no la comparto y si es así, nadie os obliga a leerme.

Tengo miedo, como muchas chicas o chicos de mi edad. Miedo de lo que me tenga preparado el futuro, o mejor dicho, el destino, miedo de lo que el haya guardado para mi. Hay personas que no creen en él, en el destino, yo, personalmente sí. Creo que el final de nuestro camino o lo que nos espera, está escrito en alguna parte y que todo tiene un "por qué".

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