viernes, 26 de abril de 2013

Miras hacia delante intentado buscar una respuesta coherente para cada pregunta que formulas en tu cabeza. El cielo te responde con lluvia y tú te das por vencido.
Ya no hay marcha atrás, le fallaste. Le fallaste una vez más. La perdiste. No supiste valorarla ni darle el cariño que ella quería, o mejor dicho, que necesitaba. Le prometiste rosas y lo único que recibió de ti fueron las espinas. Le juraste besos bajo las estrellas y lo único que ha sentido bajo las estrellas han sido sus lágrimas. La dejaste escapar, es más, le dijiste que se fuera y ella lo aceptó. ¿Y ahora quieres que vuelva? Tío, haberla arropado cuando tenía frío, haberla hecho reír cuando no era capaz ni de sacar una pequeña sonrisa, haberla abrazado cuando decía que tenía miedo a perderte, no haberla usado para quedar cuando tus "colegas" te daban de lado o no haberla hecho creer que era la única cuando en realidad, cada día pasaba una diferente por tu cama.
Tenías que darle los buenos días cuando estaba enfadada, apoyarla cuando ella decía que quería estar sola, porque en realidad, deseaba estar contigo.
Y ahora te arrepientes, ahora te das cuenta de que realmente, es la persona que te aporta lo que necesitas. Te das cuenta de que su carita, es la última que quieres ver cada noche y la primera cada mañana. Ahora es cuando extrañas esos pequeños detalles o actitudes de niña pequeña que tenía a veces.
Ahora que ella consigue levantar cabeza, vuelves. ¿Sabes una cosa? Haberla valorado antes, porque ya la has perdido. Cada persona es única, y no encontrarás a nadie como ella.

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